El modelo Reggio Emilia es una propuesta educativa originada en la ciudad de Reggio Emilia, Italia , tras la Segunda Guerra Mundial, por iniciativa de los padres y del pedagogo Loris Malaguzzi . Este enfoque se basa en la idea de que los niños son curiosos por la naturaleza, creativos y capaces de construir su propio aprendizaje en colaboración con otros.
Sus principales características son:
El niño como protagonista del aprendizaje.
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Se reconoce al niño como un ser activo, competente, curioso y lleno de potencial.
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El aprendizaje parte de sus intereses, preguntas y experiencias.
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El rol del adulto (maestro y familia)
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El docente es un investigador y acompañante , que escucha, observa y aprende junto con el niño.
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La familia tiene un papel activo y colaborador en el proceso educativo.
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Ambiente como “tercer maestro”
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El espacio físico está cuidadosamente diseñado para inspirar y apoyar el aprendizaje.
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Aulas luminosas, materiales naturales, rincones creativos y exposición de trabajos de los niños.
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Aprendizaje a través de proyectos.
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Se promueve la exploración profunda de temas que surgen de la curiosidad de los niños.
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Los proyectos pueden durar días o incluso meses y se desarrollan en grupo, fomentando la cooperación.
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Expresión a través de los “100 lenguajes del niño”
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Se valora la expresión artística, corporal, verbal, musical, dramática, entre muchas otras.
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El niño tiene múltiples formas de comunicar y representar lo que piensa y siente.
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Documentación del aprendizaje
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Se registran los procesos de aprendizaje mediante fotografías, dibujos, escritos y videos.
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Esta documentación permite reflexionar, evaluar y compartir el proceso con familias y comunidad.
Ventajas
- Potencia la creatividad, la autonomía y el trabajo en equipo .
- Valora la voz y el pensamiento del niño como fuente válida de conocimiento.
- Desarrollar vínculos fuertes entre escuela, familia y comunidad.
- Favorece el aprendizaje significativo y emocionalmente conectado.
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